Es sobre todo por la presencia de un patrimonio artístico ligado a la edad clásica, que Roma es conocida a nivel mundial. ¿Quién no conoce el Coliseo, los Foros Imperiales, el Panteón o la Columna Trajana? Sin embargo, la Ciudad Eterna, rica en encanto y cultura, posee una historia estratificada, portando una valiosa memoria, que permite a cualquier visitante realizar un viaje hacia atrás en el tiempo. Visitar Roma es como darse un paseo a través de diversas épocas históricas, todas estratificadas en un solo espacio urbano.
Un itinerario particularmente interesante es aquel unido a las obras de época Barroca. Con el término “Barroco” se define una fase de la arquitectura europea sucesiva al Renacimiento, y que se desarrolla durante el siglo XVII. Con respecto a la regularidad y a la armonía de la época antecedente, el gusto Barroco está fuertemente caracterizado por la presencia de líneas curvas, estructuras irregulares, espirales y motivos ornamentales, que llenan casi todos los espacios arquitectónicos. Esto, equivale a un deseo de sorprender y despertar el estupor en el corazón del observador, como si el espacio fuera un bastidor teatral dominado por luces y sombras. Por todo esto, Roma bajo el impulso de los pontífices mecenas, se encamina precisamente a lo largo del siglo hacia una intensa actividad decorativa de los espacios urbanos, de la cual, fuentes y plazas representan solamente algunos de los aspectos constructivos ligados a este estilo.
Aquí se exponen algunas ideas para admirar unas verdaderas obras maestras de este estilo, en la ciudad de Roma.
La Barcaccia. Esta fuente característica, situada en la Plaza de España delante de las escaleras de Trinità dei Monti, ha sido diseñada por Pietro Bernini, el padre del famosísimo Gian Lorenzo. El que encarga la obra es, precisamente, un Papa mecenas: Urbano VIII, como testimonian los dos escudos de armas posicionados en el exterior, con tiara y abejas, que forman parte de la heráldica de la familia papal. El motivo inspirador de esta fuente, terminada en el 1629, podría haber sido un episodio particular que concernió a Roma en 1598, cuando a causa de una crecida del Tíber, apareció una barca encallada en el centro de la plaza. De aquí, según la leyenda, derivaría el nombre “Barcaccia”.
Las fuentes de Plaza Navona. Al pontífice Inocencio X Pamphili es atribuida la realización de las fuentes situadas en una plaza famosísima de Roma: Plaza Navona. Aquí, al lado del Obelisco del Circo de Maxencio, fue colocada una estatua compleja de mármol diseñada por Bernini, para despertar estupor y admiración por su magnificencia. Estas estatuas representaban los cuatros ríos principales del mundo: el Ganges, el Nilo, el Danubio y el Río de la Plata; obra de cuatro escultores distintos. Se trata de un monumento unido a un fuerte simbolismo, cuyos elementos fundamentales son: el número cuatro, como expresión de la perfección de la creación divina; la paloma; la morfología en forma de huevo de la planta de la fuente, que envía al Zoroastrismo. Pero en Plaza Navona existe también otra fuente, realizada en 1574 y conocida como “La Fuente del Moro”. Su diseño es obra de Giacomo Della Porta y representa un tritón que mantiene con fuerza a un delfín, siendo realizada en el siglo XVI por Giovan Antonio Mari.
La Fuente del Tritón. Entre las fuentes más celebres de Roma, está la Fuente del Tritón, realizada por Bernini en 1643. Esculpida en travertino, presenta motivos ornamentales relacionados con el mundo marino, como el delfín, la concha y el tritón. El resultado final es de un gran impacto perceptivo, con el tritón que esta arrodillado sobre la concha, representado mientras sopla con fuerza. ¡Absolutamente para no perdérselo!
La Fontana di Trevi. ¿Quién no conoce esta fuente, y no ha lanzado al menos una vez una moneda a sus aguas, pidiendo un deseo? Se trata de la fuente más famosa y escenográfica de Roma. Un símbolo del Barroco romano tardío, diseñada por Nicola Salvi e inaugurada en 1735. Para su realización contribuyeron muchísimos escultores, y su historia se extiende por un periodo largo de tiempo. El tema principal de la obra es el mar. El motivo principal que la domina es una escollera rocosa, en cuyo centro hay un nicho con la estatua de Océano que guía un carro con forma de concha, acompañado por tritones. Otros dos nichos albergan las estatuas de la Salubridad y de la Abundancia. El agua le confiere vida al complejo escenográfico y sorprendente, rico en columnas y detalles, estatuas y motivos ornamentales que pueblan la escollera rocosa. Todos estos factores convierten a esta fuente en uno de los monumentos más visitados del mundo.