Palabras, palabras, palabras… es el título de una famosa canción de Mina (una de las más grandes cantantes italianas) pero especialmente los italianos, ¿cuántas decimos cada día? Muchísimas, ya que somos unos grandes conversadores y hablar nos gusta mucho. En el lenguaje cotidiano a menudo utilizamos expresiones idiomáticas que contienen el verbo hablar, algunas de las cuales son muy fantasiosas. No pueden no conocerlas si quieren llegar a un perfecto dominio de la lengua y la plena comprensión de todas las conversaciones en las cuales participarán. ¿Queremos hablar de ellas?
¿Alguna vez han hablado a la espalda de alguien? Esperamos que no, pero sin duda puede ser que lo hayan hecho. Hablar a la espalda se refiere a la costumbre de no decir las cosas directamente a la persona interesada, si no contarlas a otra, a menudo como una forma de chisme o porque no se tiene el coraje de tratar directamente con la persona involucrada. Se le habla por detrás criticándola, en lugar de enfrentarse directamente diciendo lo que se piensa, y en su presencia se le muestra amistad y simpatía.
Con todas las palabras que decimos y los discursos que hacemos durante el día, puede ocurrir que hablemos “a vanvera”. ¿Qué significa? Quiere decir hablar diciendo cosas sin sentido, sin fundamento, sin pensar en ellas y fuera de lugar. La etimología de la palabra es incierta pero se utiliza desde hace mucho tiempo y sin duda es muy eficaz.
¿No les ha pasado nunca de hablarle al viento o hablar con la pared? No es una buena sensación y ocurre cuando se habla con una persona que no parece escuchar nada de lo que se le está diciendo, como si nuestras palabras terminaran dispersas por el viento o rebotaran contra un muro. Esto sucede a menudo cuando se dan consejos o sugerencias que la otra persona no tiene la intención de recibir porque no le agradan.
Concluimos esperando que no sean personas que les gusta hablar “addosso”, es decir personas que realmente les gusta hablar de sí mismas, presumir o simplemente hablar mucho con satisfacción, haciendo casi un monólogo por el puro placer de hacerlo. Obviamente, ¡no es un buen hábito!
Esperamos haber hablado alto y claro sin crear malentendidos. ¡Buena charla!